Dicen que a las hadas les pierde la
curiosidad, el interés por lo desconocido.
Nos atrae lo oculto, quizá porque
sabemos que hay algo escondido que deberíamos conocer. Porque somos
conscientes de que nuestros ojos apenas nos ofrecen una parte
minúscula de la realidad.
Algo dentro de nosotros, un instinto,
nos empuja a interesarnos por lo desconocido.
Algo dentro de nosotros quizá nos este
diciendo, nos este susurrando, que faltan piezas. Que ese paisaje que
estamos viendo no se encuentra completo. Y tal vez observándolo
completo sea muy, muy diferente.
Quizá algo debemos construir o quizá
algo debemos romper. Sentimos que no nos lo han contado todo, que nos
falta una parte del mapa, que hay escondido un tesoro.
Nos atrae el misterio, quizá porque
estamos programados para ello. Porque quien sabe, tal vez haya algo
que debemos resolver.
Quizá es esa curiosidad la que te ha
llevado a leer hasta aquí.
Porque para cuando no vemos, no oímos,
no olemos y no tocamos, algo tiene que hacer que nos giremos, que
busquemos algún agujero por el que mirar.
Dicen que a las hadas les pierde la
curiosidad, pero yo creo que como realmente se sentirían perdidas es
sin ella.
Imagen: Museo de arte de San Francisco, autor y fecha desconocidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario