31 mayo, 2017

PF026 Musicalización del poema de Lewis Carroll "Solitude" (Traducido en español)


El autor de Alicia en el pais de las maravillas escribió este sensacional poema al que me he atrevido a poner música. Agradezco de corazón la inestimable colaboración de Ciprian prestandonos su gran voz para darle vida. Agradezco también a la gran poeta Raquel Lanseros que me haya permitido usar su traducción para subtitular el video con la calidad que el poema merece.



SOLITUDE  - Lewis Carroll

I love the stillness of the wood:
I love the music of the rill:
I love to couch in pensive mood
Upon some silent hill.

Scarce heard, beneath you arching trees,
The silver-crested ripples pass;
And, like a mimic brook, the breeze
 Whispers among the grass.

Here from the world I win release,
Nor scorn of men, nor footstep rude,
Break in to mar the holy peace
Of this great solitude.

Here may the silent tears I weep
Lull the vexed spirit into rest,
As infants sob themselves to sleep
Upon a mother's breast.

But when the bitter hour is gone,
And the keen throbbing pangs are still,
Oh, sweetest then to couch alone
Upon some silent hill!

To live in joys that once have been,
To put the cold world out of sight,
And deck life's drear and barren scene
 With hues of rainbow-light.

For what to man the gift of breath,
If sorrow be his lot below;
If all the day that ends in death
Be dark with clouds of woe?

Shall the poor transport of an hour 
Repay long years of sore distress -
The fragrance of a lonely flower
Make glad the wilderness?

Ye golden hours of Life's young spring,
Of innocence, of love and truth!
Bright, beyond all imagining,
Thou fairy-dream of youth!

I'd give all wealth that years have piled,
The slow result of Life's decay,
To be once more a little child
For one bright summer-day.
 
SOLEDAD (traducido por Raquel Lanseros)


Adoro la quietud del bosque,
amo la música de los riachuelos,
y me encanta tumbarme pensativo
sobre cualquier colina silenciosa.

Sigilosos, bajo la bóveda de árboles,
pasan murmullos de cresta plateada;
como un arroyo imitador, la brisa
susurra entre la hierba.

Aquí obtengo el alivio del mundo,
ni desprecio humano ni pisadas bruscas
llegan para arruinar la paz sagrada
de esta maravillosa soledad.

Aquí las lagrimas calladas que derramo
arrullan al descanso mi espíritu afligido,
como los niños sollozan y se duermen
sobre un pecho de madre.

Pero cuando termina la hora amarga,
y el dolor palpitante se sosiega,
¡nada más dulce que tumbarse solo
sobre cualquier colina silenciosa!

Vivir las alegrías que un día fueron,
apartar de la vista el mundo frío,
y derribar la imagen estéril de la vida
con tintes de la luz del arco iris.

Porque, ¿qué es para el hombre el regalo del aire,
si la tristeza es su destino abajo,
si nuestro tiempo que acaba en la muerte
está oscuro como nubes de infortunio?

¿Pudiera el pobre paso de una hora
compensar años de dolorosa angustia-
la fragancia de una flor solitaria
alegrar todo el monte?

¡Tus doradas horas de joven primavera
de inocencia, de amor y de verdad!
Radiante, más allá del pensamiento,
Tú, sueño de hadas de la juventud!

Daría la riqueza apilada por los años,
el lento resultado del declive del tiempo,
por ser de nuevo un niño
por un día luminoso de verano.

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